Menos consejos… sólo uno mismo sabe lo que necesita

El peligro de los consejos

El peligro de los consejos

Hablando de consejos bienintencionados pero equivocados, hemos rescatado este pequeño relato del libro «El canto del pájaro«, de Anthony de Mello. «El mono que salvó a un pez«. Dice así:

“¿Qué demonios estás haciendo?”, pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.

“Estoy salvándole de perecer ahogado”, me respondió.

Lo que para uno es comida, es veneno para otro.

El sol que permite ver al águila, ciega al búho.

Esta enseñanza, en tan pocas palabras, debemos tenerla siempre presente. Desde pequeños nos enseñan a dar consejos y aceptar consejos. A no buscar las soluciones a nuestros dilemas, a apoyarnos en las decisiones de otros. Esto es cómodo pero peligroso, como hemos visto en el relato.

Y algo tan sencillo como esto, es uno de los fundamentos de la mediación. En contra de como muchas veces pensamos, un mediador nunca debe buscar la solución que cree mejor o dar consejos a las personas que están en conflicto. Te estás arriesgando a sacar al pez del agua, y matarlo.

Tienes que dejar que las dos partes decidan qué es exactamente lo que cada uno de ellos necesita, cosa que por cierto no es nada sencillo. Sentimientos y emociones enturbian nuestros pensamientos, y no somos capaces de distinguir entre posiciones, deseos, necesidades… Estamos deseosos de que nos den consejos y otros nos den las soluciones.

La labor del mediador es ayudarte a descubrir tus verdaderas necesidades, y la forma en la que ambos podéis ver satisfechas las de ambos, pero en ningún caso opinar, juzgar y mucho menos dar consejos o decidir.

Deja al pez nadar, que aunque tú pienses que ahí se puede ahogar, es ahí donde él vive tranquilo y seguro.

Isabel Zarraluqui López (01-10-2015) «¿Hacemos las paces?»

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