Cuando hay una separación, esta es la primera pregunta que debemos hacernos.

Los niños en la mediación familiar por separación

Los niños en la mediación familiar por separación

Y para responder a esta pregunta, la Asociación Madrileña de Mediadores llevó a cabo la semana pasada unas jornadas. 

«Hablar con niños en la mediación» en el caso de una separación, a cargo de Lillian Van Wesemael. 

Podéis ver el programa de dichas jornadas aquí y consultar el extenso currículo de la ponente en http://seagale.nl/en/ 

Allí acudimos algunos miembros de la Asociación «¿Hacemos las paces?» y el taller superó las expectativas con creces.

Algunos de los asistentes manifestaban al comienzo su disconformidad con incluir a los niños en el proceso de mediación. Pero el 100% estuvo de acuerdo al finalizar con que se les permita hablar y se les tenga en cuenta.

Con una extensa experiencia en la mediación familiar en todos los ámbitos, fue un placer ver cómo Lillian no tenía inconveniente en compartir todas las herramientas que usa, los materiales y «trucos» para favorecer la correcta participación de los niños en la mediación.

Como ya sabréis, un mediador nunca opina, ni juzga, ni trata. Lo que habría que hacer en estos casos es simplemente escuchar al menor, permitir que se relaje y desahogue contando todas sus inquietudes, sus miedos, sus deseos.

Cuando estamos inmersos en un proceso de separación, que siempre conlleva un componente emocional muy fuerte, es fácil que no podamos separar lo que queremos personalmente de lo que el hijo quiere o necesita.

Cuando el mediador te cuenta todo lo que tu hijo le ha transmitido se te abre otra perspectiva. Para ello hace falta previa autorización de él, por supuesto.

Muchas veces sólo viendo un dibujo que ha hecho tu hijo, una historia que ha escrito o una inquietud que ha manifestado, eres capaz de apartar tu propia «lucha» para verlo desde sus ojos, y poder así actuar de forma más razonable.

El éxito de incluir a los niños en la mediación en procesos de separación es indiscutible.

Que un tercero imparcial le escuche hace que el menor se sienta libre para contar todos sus sentimientos y emociones. Los padres no le aleccionan como cuando tienen que hablar con un juez. Puede decir lo que quiera y como quiera. El mediador nada tiene que opinar o interpretar de sus palabras.

Hay que destacar que no es una terapia en la que se vaya a tratar al hijo. Aunque es evidente que su estado anímico mejora mucho sólo por el hecho de sentirse escuchado, incluido en algo que le afecta directamente.

Y además de los beneficios para el hijo, también es importante como ya hemos mencionado, la mejora para los padres que están en ese proceso de separación. No actúas igual cuando tienes a tu hijo presente en la toma de tus decisiones.

Quedamos entonces convencidos de la necesidad de incluir a los hijos en la mediación de la separación de sus padres.

Si alguien tuviera alguna duda de esto, le invitamos a asistit¡r a uno de los talleres de Lillian Van Wesemael. Sin duda se les despejarán todas sus dudas.

Isabel Zarraluqui López (8-10-2016). ¿Conviene incluir a los niños en la mediación por una separación?. Asociación «¿Hacemos las paces?»

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