En estos momentos algunos de nosotros estamos llevando a cabo un proyecto piloto de mediación hipotecaria para un banco.
El banco nos ha confiado entre 50 y 100 casos de inmuebles ya adjudicados, pero pendientes de la posesión. Lo que el banco quiere es adelantar la «entrega de llaves». Y lo que nosotros tenemos que ver es qué quieren los deudores del banco. Cómo les puede ayudar éste de alguna forma.
Este tipo de mediaciones son bien distintas de las que habitualmente hacemos para familias, colegios etc. También son muy interesantes, y te aportan muchísimo.
Tras la experiencia de dos de nuestras socias de haber colaborado en la creación y coordinación del proyecto de intermediación hipotecaria del ayuntamiento de Madrid, este encargo no nos resultaba tan ajeno. Aunque sí hemos visto que la problemática no es igual.
Hemos aceptado el encargo con un gran entusiasmo e ilusión. Sabemos lo importante que es que salga bien. De estos proyectos depende que detrás vengan los miles de casos que tienen los bancos entroncados en los juzgados.
¡Sería todo un sueño cumplido el ver cómo somos capaces de solucionar las cosas de otra forma!
Porque la mediación hipotecaria tiene infinitas ventajas frente a la vía judicial.
Para empezar nos congratula ver cómo los deudores encuentran un espacio en el que desahogarse. Donde contar todo lo que han pasado, que no es poco. Encontramos historias dramáticas, no todas ellas gracias a Dios, pero sí muchas. Y en todos los años que llevan hundiéndose en un pozo cada vez más profundo, nadie les ha escuchado. Nadie ha sido capaz de pararse a analizar su caso con atención. A analizar pros y contras de cómo se estaban haciendo las cosas.
Todos han culpado a los bancos pero la verdad es que en mi opinión, ni ellos mismos sabían dónde se estaban metiendo y a lo que iban a llegar. Se les ha ido completamente de las manos. Y no han sido capaces de absorber todos los casos que se les iban acumulando.
Y es una pena, porque haciendo estas mediaciones hipotecarias te das cuenta de que había muchas soluciones que hubieran satisfecho a todos. En la mayoría de los casos las penalizaciones e intereses han acabado de hundir a familias. Al final lo que ha sucedido es que nos encontramos por un lado a familias arruinadas y psicológicamente y emocionalmente destrozadas. Que han perdido todo. Y por otro lado a bancos que se quedan con inmuebles que no quieren, con valores muy por debajo de la deuda que tienen pendiente con ellos.
Estoy convencida de que si se calculara el dinero que van a recuperar limpio de un inmueble que se quedan, ese dinero lo podría haber pagado perfectamente el deudor.
Si hay algo que me está enseñando la mediación hipotecaria es a darme cuenta del sinsentido de trabajar de forma estricta y cerrada. De no tener en cuenta cada situación de forma personal. No escuchar y ser escuchado. De no focalizar tu objetivo, para luego ver qué tengo que hacer para llegar a él.
Si se hubiera usado la mediación hipotecaria en pasos previos a la pérdida del inmueble, el banco podría haber hecho esto. Podría haberse focalizado en su objetivo, que os aseguro no suele ser quedarse con el inmueble.
Es desesperante ver como en muchos de los casos los deudores han intentado negociar. Han dado mil opciones, y el banco no ha podido escucharles. Y digo podido porque me consta que hemos atravesado unos años en los que por desgracia el volumen de estos casos era tal, que esta atención y toma de decisiones personalizada era inviable.
También vemos muchos casos en los que el banco ha dado muchas oportunidades a los deudores, y éstos no han sido capaces de aprovecharlas. Bien por falta de conocimiento, por desidia o porque su estado emocional no les permitía tomar decisiones con lucidez.
En fin, que la mediación hipotecaria no deja de tener un componente emocional muy fuerte, que por otro lado te aporta una gran satisfacción, al ver cómo hay gente a la que le estás dando la vida, tan sólo escuchándola.
Isabel Zarraluqui López (28-Abril-2017). «Mediación hipotecaria, una alternativa real a los conflictos con los bancos«. Asociación ¿Hacemos las paces?