Coronavirus. Probablemente la palabra más pronunciada estos últimos días.

coronavirus y empatíaDe hecho, no tenía muy claro si escribir el post sobre el coronavirus o no. Desde hace días estaba dándole vueltas a un post sobre la empatía. Y lo que está claro es que es un tema muy acertado estos días. Porque la empatía es muy necesaria en estos momentos de incertridumbre y miedos.

Por eso, a pesar de que estamos todos hartitos de oír hablar del coronavirus, me he visto obligada a hablar de ello también yo.

Empiezo por el principio. Como debe ser… El lunes escuché un audio que me encantó sobre este tema. Los lectores asiduos ya sabéis que soy muy aficionada a este tipo de cosas. Me encanta leer o escuchar breves reflexiones que te dan que pensar. Creo que el hecho de obligarte a pensar cómo haces las cosas y qué podrías hacer mejor, a la larga tienen que ayudarte a mejorar. No te hacen Santo, claro, pero al menos luchas por mejorar cada día un poquito. Días más y días menos según las ganas y agenda… 😉

El caso es que escuché un audio que se envía a diario que se llama «10 minutos con Jesús». Cada día, turnándose varios sacerdotes, envían una interesante reflexión. Os invito a escuchar alguno porque son realmente motivadores. Al margen de la religión, son muy constructivos para todos como personas.

Veamos que os parece en concreto el que os comparto hoy, que es el audio del lunes.

Hablaba de cómo no sólo tenemos que ser misericordiosos con los demás, sino que hay que ser todo lo misericordioso que queremos que sean con nosotros.

Ser misericordioso es tener misericordia. Ser capaz de perdonar. Y es por eso que es tan importante la empatía en este caso. Y estos días de caos con el coronavirus, nos parece más importante todavía.

En el audio nos cuenta algo que a casi todos nos ha pasado seguro alguna vez. Habla de cómo una señora tenía mucha manía a otra. Le ponía súper nerviosa. No podía soportarla. Se enteró que había perdido un bebé que estaba esperando y estaba pasándolo muy mal. En ese momento todo cambió y se sintió fatal por todo lo que había pensado de ella. Decidió visitarla en su casa y tras horas de conversación, se hicieron íntimas amigas. La razón era que ella misma había perdido un bebé hacía un tiempo, y esto hizo que le resultara más fácil ponerse en su lugar y ser más misericordiosa.

Más importante que ser capaz de dar, es ser capaz de comprender.

Nos recuerda una de las citas más conocidas de Matar a un ruiseñor, en la que Atticus Finch le dice a su hija que «hay que aprender a comprender» «Nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista, hasta que no logres meterte en su piel y sentirte cómodamente.»

Luego nos habla de una anécdota que le sucedió a un escritor. Estando en el metro, estaba muy molesto con un padre que ignoraba a sus hijos que estaban molestando. El padre se limitó a cerrar los ojos y no hacer nada. Cuando el escritor se le acercó y le recriminó, el padre le contestó «Supongo que tendría que hacer algo, venimos del hospital, donde su madre acaba de fallecer hace una hora. Yo no sé que hacer. Y supongo que ellos tampoco saben cómo reaccionar«.

Que fácilmente nos lanzamos a criticar y a dar nuestra opinión sobre todo y sobre todos. Sin saber lo que los demás tienen que aguantar.

Ese señor que se me cruza con el coche. El dependiente maleducado. el doctor que está enfadado. el alumno impertinente. el peatón que insulta. un vecino que me ignora. la madre de aquel niño que ha escrito no sé que en el grupo de WhatsApp.

¿Quién soy yo para juzgar? No sé lo que han sufrido. Si han tenido una mala noche o si su padre tiene cáncer. O si han perdido un bebé. O si soy yo, que hoy me sienta todo como una pedrada en el ojo porque yo he dormido mal…

Y llegamos aquí al momento actual. ¿Qué tiene que ver todo esto con el coronavirus?

Pues mucho. Está claro que para poder actuar bien estos días tenemos que echar mano de la misericordia. Para perdonar a los que no actúan como nosotros querríamos, y para ser capaces de sacrificar nuestros intereses personales por el bien común.

El coronavirus nos da la oportunidad de trabajar la empatía. De ponernos en el lugar de personas con elevado riesgo que necesitan de nuestra ayuda. Incluso si son personas que no nos caen especialmente bien.

Por todas ellas, y por nosotros, hemos de ser capaces de seguir todas las indicaciones que nos están dando.

También la empatía será importante para poder sobrellevar tantas horas de «encierro» junto a personas con las que tenemos «demasiada confianza».

¡Mucho ánimo con el coronavirus a todos y que nos sea a todos leve y sin consecuencias que lamentar!

Si queréis algún otro post sobre empatía pinchar aquí.

Isabel Zarraluqui López (14-03-2020). «Ante el coronavirus… empatía…». Asociación ¿Hacemos las paces?

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