Las 4 reglas para escuchar y, además, hacerlo bien.

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En mi último post hablamos sobre la importancia de saber escuchar para obtener una buena comunicación. Y os prometí daros algunos trucos para mejorar esta faceta.

Pues bien, aquí van algunos de los consejos que solemos dar a los asistentes a nuestras formaciones:

 1- El uso de la empatía.

 Son ya muchas las ocasiones en las que hemos hablado de la importancia de la empatía en la comunicación.

Como podéis ver en la imagen que acompaña a este post, hay diferentes maneras de escuchar, según donde pongamos el foco de atención:

Ausente: cuando parece que escuchamos pero estamos pensando en otra cosa.

Prejuiciosa: cuando nuestros prejuicios no nos dejan escuchar el mensaje de forma “limpia”. Y nos hacemos una idea basada en nuestras experiencias pasadas. Por supuesto, muchas veces, esa idea resulta equivocada.

Dirigida: cuando escuchamos “lo que queremos oír”. Nos centramos en lo que nos interesa y solemos confundir el mensaje real. O bien, dirigimos la conversación hacia nuestro interés sin dejar que el que habla se exprese libremente.

Empática: el foco está en nuestro interlocutor, en sus emociones, en lo que dice y en cómo lo dice. Claro está que ésta es la mejor manera de escuchar en una buena comunicación.

 2- La mirada.

 Muchas veces decimos que “una imagen vale más que mil palabras”. Pues si esa imagen es la mirada de una persona, podríamos decir que vale más que un millón de palabras.

También se dice que “los ojos no engañan”, que “los ojos son el espejo del alma” y que hay gente que “habla con los ojos”. Sin ir más lejos, a mí me lo dicen mucho.

Pues poco queda que añadir a la sabiduría popular. Resulta muy difícil, si no imposible, controlar la mirada para ocultar las emociones.

Por eso, para escuchar bien, resulta tan importante mirar a los ojos de nuestro interlocutor.

3- El tono de voz.

 Un dato sorprendente que siempre comentamos en nuestras formaciones: las palabras sólo comunican un 7% del mensaje. El 93% restante del mensaje se reparte así: 38% para el tono de voz y 55% para el lenguaje no verbal.

De ahí la gran importancia de estar atento al cómo se dicen las cosas. Las mismas palabras, dichas con diferente entonación, pueden transmitir mensajes totalmente diferentes.

¿Lo habéis probado alguna vez? Es un juego muy didáctico y que puede resultar bastante divertido.

4- El lenguaje no verbal.

 Y qué decir del lenguaje no verbal… Nada menos que el 55% del contenido del mensaje. Y mucho más difícil de controlar que el lenguaje verbal.

Por eso si notas incongruencias entre las palabras y los gestos de tu interlocutor, quédate con éstos.

En resumen, para escuchar bien, hay que hacerlo con los cinco sentidos.

Si queréis un último ejemplo, con un toque de humor, de lo importante que es saber escuchar, os invitamos a ver este vídeo.

Loreto Reyna (31/08/2017). Las 4 reglas para escuchar (bien). Asociación ¿Hacemos las paces?

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